Delgado y toda una vida al ritmo del tenis

Domingo, 19 de Junio de 2011. 15:30 Hs.

26 años después de haber tomado una raqueta por primera vez, Ramón Delgado decidió usarla ya no para competir sino para enseñar. Atrás quedaron los viajes y las duras prácticas para comenzar a disfrutar de la familia.

Para Delgado el futuro es claro, transmitir a los niños lo que le dio el tenis.

En los últimos meses, la vida de Ramón Delgado cambió radicalmente. El tenista nacido en Asunción el 14 de noviembre de 1976 decidió ponerle fin a quince años de viajes casi sin pausa, de duros entrenamientos, intensas competencias y poco, muy poco tiempo al lado de la familia.

El paraguayo que a los 21 años estuvo en boca del mundo al eliminar del Roland Garros al entonces mejor tenista de la historia, Pete Sampras, el de los "milagros inesperados", se instaló definitivamente en el país para iniciar una nueva etapa de su vida: ver y acompañar el crecimiento de sus hijas al tiempo de transmitir toda su experiencia a los chicos, jóvenes y adultos que deseen jugar al tenis.

Y precisamente en su nuevo puesto de trabajo, el complejo Rakiura, Delgado recibió a Paraguay.com para rememorar sus inicios, sus partidos memorables y las innumerables amistades que le regaló el tenis.

- En estos últimos meses, ¿pensó en todo lo que vivió a lo largo de tu carrera, en la primera vez que agarró una raqueta?

- La primera vez que agarré una raqueta fue más o menos a los ocho años, cuando vivía en Ciudad del Este. y la verdad que en los últimos tiempos, más que nada durante la época del lanzamiento (de la Academia), cuando uno va recordando cosas, se me vinieron muchos momentos del circuito, de los viajes... Pero yo creo que la decisión o el momento de la decisión fue el correcto, porque ya tengo familia, ya tengo otras prioridades, los viajes ya no me motivan tanto.

- En octubre del 2009, tras caer en semifinales de dobles en Montevideo (Copa Petrobras), había dicho que a fin de año se retiraba. Sin embargo, dos semanas después fue campeón en Asunción y siguió jugando. ¿Cambió mucho eso su decisión?

- Cambió mucho. Yo tenía pensado ya ese año terminar de jugar, pero exactamente después de ganar Asunción me vino como un pequeño aliento de vuelta. Gané otro torneo después de dos o tres semanas, en México, y me metí de vuelta ahí cerca de los 100 y mantuve en 2010. Pero tenía ya decidido que iba a ser mi último año. Quería jugar un añito más los torneos más grandes, como de hecho lo hice: jugué París, jugué Wimbledon, Indian Wells, los principales torneos. Y terminé contento, decidido de que era el momento.

Este trofeo cambió los planes de Delgado: campeón de la Copa Petrobras-Etapa Asunción.

- ¿Se piensa mucho en la familia, en que ya lo están esperando en casa, cuando uno está disputando un torneo?

- Sí, es más difícil. Más que nada dejar la casa. Realmente una vez que estás en los torneos la concentración cambia, el foco cambia, y estás pensando en los partidos. Pero dejar de viajar realmente era durísimo. Tenía que hacer giras y si por ahí hacía giras de dos semanas, la segunda semana ya jugaba a medias. O sea, se va perdiendo ya esa importancia que se le da al tenis cuando estás jugando profesionalmente.

- ¿Inconscientemente trabaja eso en la mente de un tenista?

- Yo creo que consciente. Sos consciente que se cambian las prioridades, el tenis ya no está primero en la lista y el tenis es un deporte muy exigente, tenés que ser primero en todo momento. Cuando estás comiendo tenés que pensar en tenis para ver lo que comes, cuando viajas tenés que pensar en el tenis… Todo, todo, tiene que pasar por el tenis.

- Cuando se habla de Ramón Delgado es imposible no hablar de aquella victoria sobre Pete Sampras. ¿Considera importante que se siga recordando o le gustaría que le preguntaran por otros logros?

- Yo creo que, sin dudas, hay que destacar. Como decís, cada vez que se habla de Ramón Delgado se recuerda que le gané a Pete Sampras, un número uno del mundo en un Grand Slam, y a mí me gusta destacar porque no cualquiera lo hace. Es realmente algo muy meritorio por las condiciones que se dieron. El venía con todos los records. Hoy en día ya no, le pasó Federer. Pero en ese momento se creía que iba a ser el mejor de la historia. Y en un torneo tan importante como es Roland Garros… O sea, yo creo que hay que destacar.

- Inclusive él lo menciona en su libro, pese que en aquella ocasión lo miró con cara de pocos amigos al terminar el partido. ¿Cambió eso con los años?

- Sí me menciona. Me menciona en el libro y dice que cuando él perdió ese partido se dio cuenta que no iba a ganar nunca más Roland Garros, porque creo que ese año fue el que mejor se preparó, y también es algo muy bueno para mí. Después que él se retiró jugué interclubes en Estados Unidos. La primera vez que el volvió a jugar, jugó conmigo, jugamos dobles y se acordaba. De hecho, después de jugar juntos yo le pedí una foto y en broma me dijo ‘No, yo con los que me ganaron no me saco fotos’. O sea, se acordaba. De hecho que sí se acordaba. Y fueron diez u once años antes, porque esto fue en 2008 o 2009.

Aquella épica victoria, metió a Delgado en el rango de los "milagros inesperados" del tenis.

- Y tras aquella gran victoria, pensando en el futuro, ¿creyó que estaba listo para llegar más lejos de lo que llegó?

- Claro que sí. Uno se pone más expectativas cuando obtiene estos resultados, octavos de final de un Grand Slam, te cambia mucho. Lo que pasa que hay que saber manejar un poco. Yo tenía 21 años, era probablemente mi primera victoria tan resonante y te cambia un poco la cabeza. No es tan fácil, porque a la semana siguiente los muchachos ya te están esperando con el cuchillo y tenedor de vuelta. No ganas con camiseta en el tenis. Al contrario. Cuando obtenés algo así, los jugadores te están esperando para hacerte ver la realidad de vuelta y hay que saber asimilar, porque no todas las semanas tenés ese tipo de alegrías. Por eso que es importante siempre destacar eso, porque no se da todas las semanas.

- Y la otra cara de un recuerdo feliz es la derrota ante Rafael Nadal, que se recuerda constantemente por haber sido el primer triunfo como profesional del hoy número uno. ¿Cómo lo toma?

- Eso también. Son momentos que se recuerdan hasta ahora. El año pasado jugué por última vez con Nadal y siempre se acuerda que su primera victoria fue conmigo. Yo siempre también le bromeo, le digo que yo le di la confianza para lograr todo. Son cosas que todos se acuerdan. Normalmente, el tenista se acuerda de la gran mayoría de los partidos. El tenista tiene buena memoria para eso, principalmente en la victoria.

- A nivel de selección, representando a Paraguay, ¿cuáles son los recuerdos más tristes y alegres que quedaron?

- El más triste, sin dudas, es la derrota contra Lapentti que iba 2-0 arriba, era para emparejar el partido en la final del Grupo 1. Por todas las circunstancias, que iba fácil dos arriba, que fue acá en Paraguay, el público estaba entusiasmado, yo venía muy bien preparado… Pero bueno, se me escapó. Y el más alegre fue el partido que le ganamos a Brasil en Brasil, que gané mis tres puntos en condiciones durísimas, al norte en Bahía con 45° y en tres días seguidos. Le ganamos a Venezuela allá también un partido duro. Ese año fue el mejor de la Copa Davis. Jugamos justamente con Paulo Carvallo, que ahora está también aquí trabajando con nosotros en la academia.

- ¿Tenía cábalas para los partido?

- No sé si cábalas, porque las cábalas me parece que son cosas que sí o sí tenés que hacer, o si no crees que vas a perder… No. Si yo no hacía, no creía que iba a afectar mi rendimiento. Pero tenía rutinas, siempre tenía muchas rutinas, pero tampoco que si no hacía o no cumplía, pensaba que iba a afectar mi rendimiento.

Por muchos años, Delgado representó con orgullo a Paraguay en Copa Davis.

- Cuando sus hijas sean más grandes y le pregunten por Ramón Delgado, el tenista, ¿qué les responderá?

- Es difícil autodefinirse, pero creo que no solo yo me autodefino, la gente también. Siempre traté de dejar al máximo, hice todo lo que pude en cada partido, era muy disciplinado y también era reconocido porque me gustaba lo que hacía. Se notaba que lo que yo hacía, hacía con mucha pasión, y eso creo que es importante para hacer algo bien.

- ¿El tenis le dio todo en tu vida?

- El tenis me dio muchísimo, sin dudas. Ahora por ejemplo estaba hablando con amigos del exterior, me están guiando un poco, me están orientando con el tema de la academia, personas que se están dedicando a esto hace muchísimos años. Tengo amigos en todas partes del mundo. Yo hoy puedo llamarle a alguien en Estados Unidos, en California, en Miami, en Nueva York y tengo amigos con quien quedarme. En Europa lo mismo. Conozco prácticamente todo el mundo.

- ¿Por qué optó por abrir una academia de tenis?

- Justamente por eso, para tratar de devolver un poco lo que me dio el tenis, principalmente en mi país. Yo veo que se puede hacer muchas cosas acá en Paraguay, principalmente con el tema de alto rendimiento, y creo que con mi experiencia y con Neco Carvallo podemos aportar muchísimo. Hoy veo, por ejemplo, los resultados de los infanto-juveniles y no veo ningún paraguayo participando siquiera. Hablo más que nada en masculino, porque en mujeres creo que estamos mejor. Creo que puedo aportar algo, me gusta y tengo muchas ganas. Por ese motivo estoy acá abriendo mi academia.

- ¿Por dónde cree que pasa ese problema con los tenistas jóvenes, que no están surgiendo nuevas camadas para decir que ‘este puede llegar lejos’?

- El motivo específico no sé, porque no estuve y no sé cómo se estuvo trabajando últimamente en Paraguay. Viajé durante 9-10 meses los últimos 15-16 años y no sé que se estuvo haciendo, no sé quiénes están involucrados en el tenis masculino infanto-juvenil, así que no puedo decir en que se están equivocando. Pero ahora que estoy acá voy a tratar de reunirme con la Asociación (Paraguaya de Tenis), ver que se puede hacer y tratar de trabajar juntos para ese cambio.

- ¿Hay talento para pensar en un nuevo Víctor Pecci o Ramón Delgado?

- Yo creo que siempre va haber talento, pero el talento hoy en día para mí no es algo fundamental. Hoy en día es las ganas de trabajar y de sobresalir en el tenis. Hoy, si vos me decís si prefiero un chico talentoso o uno que le guste el tenis pero sin talento, yo sin dudas te agarro el que tenga más ganas.

- ¿Es el argumento que se utiliza hoy en día cuando se compara al talentoso Federer con el aguerrido Nadal?

- No. Roger Federer trabajaba más duro que cualquiera para lograr todo lo que logró, eso no es a base de talento. Yo le vi entrenar a Federer cuando empezaba, no ahora. Ahora no te va entrenar, porque no necesita. Pero cuando empezaba, te puedo asegurar que entrenaba fácilmente seis a siete horas por día, porque lo que logró no se logra solamente con talento.

- ¿Hay algo de lo que se arrepienta o que haya quedado pendiente?

- Arrepentirme no, porque tuve muchas vivencias muy lindas. Por ahí cometí errores, pero es parte del proceso. Así que arrepentirme, de nada realmente.

- ¿Tampoco sentirme en deuda, con la afición paraguaya por ejemplo?

- No, yo creo que no. No creo que tenga deuda con la afición paraguaya. Al contrario, donde voy siento que la gente me respeta, me tiene cariño, siente que, como dije al principio, di todo en cada partido. Ahora, ¿me podía haber ido mejor? Yo creo que sí. Pero siempre, cuando uno es exigente, creo que le puede ir mejor. Yo creo que eso, en todos los aspectos de la vida es así.

En 16 años de carrera como profesional ininterrumpida, Ramón Delgado conquistó ocho challengers y fue finalista del ATP de Bogotá. En dobles, se alzó con cuatro títulos de challengers y su mejor clasificación en el ranking mundial fue el puesto 52 al que llegó en 1996, año en que derrotó al gran Pete Sampras. En su familia, en su nueva familia, es sin dudas el indiscutido número 1.

Delgado y toda una vida al ritmo del tenis

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