El desgarrador testimonio de un exseminarista chileno

Miércoles, 13 de Junio de 2018. 23:12 Hs.

"A mí me destrozaron el alma", es una de las frases que utiliza Mauricio Pulgar, exseminarista chileno, para contar la dolorosa y terrible experiencia que le tocó vivir, siendo víctima de un sacerdote abusador.

Foto: captura de pantalla http://www.cnnchile.com
Mauricio Pulgar, exseminarista de la Iglesia Católica en Clile, contó su experiencia durante sus estudios religiosos, que terminó alejándolo de su fe, ya que los acosos, abusos, torturas mentales y la obsesión latente de algunos sacerdotes por la masturbación, hicieron que decidiera dar un paso al costado y denunciar los casos de abuso sexual.
 
El hombre habló para Radio Monumental 1080 AM, en donde manifestó su decepción y dolor hacia la iglesia, ya que él fue una de las víctimas de los numerosos casos de abuso sexual, que la comunidad eclesial chilena ocultó por mucho tiempo.
 
“Sufrí una terrible angustia, porque yo creía en Dios y quería ser sacerdote, pero fui violado por un cura a los 20 años de edad, fui drogado y no podía defenderme del abuso. Recién en el año 2006, luego de que el padre aceptó lo que hizo, comencé a contarlo”.
 
“Celebramos el fin del curso y había una piscina en la que el sacerdote nos dijo que debíamos entrar desnudos. Nos negamos, pero nos dijo que si no lo hacíamos era porque nosotros teníamos problemas sexuales. Fui seminarista y católico, con lo que pasó me destrozaron el alma, para mí no hay justicia”, expresó Mauricio.
 
Alegó que la mayoría de las víctimas que decidieron apartarse de la Iglesia Católica, han sido tratados como mentirosos, solo porque se alejaron de la fe. “Acá es muy difícil hablar mal de un sacerdote, lo intenté varias veces y en el 2012 encontré unos abogados que sí tuvieron el coraje”, expresó.
 
Acotó que se aprovechaban porque querían ser buenos sacerdotes y les decían que la obediencia y la sumisión les hacía llegar a la virtud. Si no se aceptaba los cariños, era porque tenías problemas afectivos y como la iglesia condenaba los actos homosexuales, los seminaristas se sometían a lo que el sacerdote Mauro Ojeda los obligaba, ya que él era el que decidía quien ingresaba o no al seminario.
 
“Los sacerdotes que no están involucrados en el escándalo de los abusos, están atados, están manipulados, no pueden hablar. Hace poco un cura habló y eso para mí ya es bueno, porque tuvo el coraje y la valentía. Para mí fue muy fuerte, y varias veces quise terminar con mi vida. Un sacerdote que ahora es el presidente de la Conferencia Episcopal me dijo que era mejor que me matará, eso fue terrible”, concluyó.

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