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Una de las playas más llamativas del mundo es “Sint Maarten”, que se encuentra de forma compartida en Francia y Países bajos. Su esplendor no se debe necesariamente a sus atractivas arenas o sus olas preciosas, sino que el mayor atractivo turístico de la playa es el aeropuerto que se encuentra a tan solo unos metros del lugar.

Todos los días, cientos de turistas se acercan a la diminuta playa, para apreciar el sol y aventurarse son las ráfagas de viento que provocan los aviones antes de despegar. Una neozelandesa de 57 años que estaba allí este miércoles, quiso intentar ser parte de la aventura extrema que ofrece la playa, lastimosamente para ella, las ráfagas que despidió el Boeing 737 fue tan grande, que la turista se soltó, cayó al suelo y se golpeó la cabeza, provocándole posteriormente la muerte, segun reporta Infobae.

Esta es una costumbre habitual que realizan todos los bañistas. Pero otros, más inconscientes, se toman de las rejas que delimitan el aeropuerto y tratan de aferrarse a ellas con todas sus fuerzas para resistir las ráfagas. El problema es que detrás de ellos no hay agua ni arena, sino pavimento.

Las autoridades locales siempre advierten a los bañistas de las posibilidades de salir lastimados realizando las prácticas extremas de resistencia. Sugieren prudencia, ya que el aeropuerto no puede ser trasladado a otro lugar.