Miércoles, 16 de Agosto de 2017. 19:00 Hs.
Un episodio de la Guerra Grande que queda en los anales de la historia, tanto nacional como mundial, fue cuando niños pequeños pelearon contra los aliados en defensa de la patria. Por ellos conmemoramos el Día del Niño.
Dibujo de Walter Bonifazi - portalguarani.comHablamos con la directora del Museo de la Casa de la Independencia, Ana Barreto Valinotti, sobre su visión con respecto a la batalla de Acosta Ñu.
- ¿Por qué los niños participaron en la Guerra de la Triple Alianza?
En 1866, luego de las grandes batallas del Ñeembucú, una parte importante del componente especializado del Ejército Paraguayo desapareció. Quedaban oficiales y soldados sobrevivientes, y una gran población civil que hasta ese momento no había sido alistada por varios motivos. Ello supuso la modificación de la orden de reclutamiento: una baja significativa en cuanto a los años -de 18 a 16 años- y una revisión minuciosa de individuos movilizados (extranjeros, mutilados con permiso, religiosos, entre otros). Podríamos afirmar que la Guerra se volvió desde ese momento una 'Guerra Total'.
- ¿Qué implica esta Guerra Total?
El concepto de Guerra Total refiere a la movilización de todos los elementos y componentes hasta el límite de recursos.
- Entonces, ¿quiénes enviaron al frente de batalla a los niños?
Los padres, o mejor dicho, las madres de estos niños, soldados paraguayos, no tenían manera de negarse a que ellos fueran reclutados. Conviene señalar en este punto que el Estado tenía un control detallado de sus efectivos, pues cada cierto tiempo el vicepresidente Sánchez ordenaba revisar los censos que al inicio de la guerra habían elaborado los jueces de paz de cada pueblo del Paraguay, e informar así, de los recursos de leva disponibles. Para el 1866 la edad mínima para ser considerado "hombre hábil para el servicio de las armas" era de 16, y la misma fue bajando conforme más devastadora se hacía la guerra ya que el hambre y enfermedades se llevaban el mismo número de bajas al igual que enfrentamientos.
- ¿Solo en Acosta Ñu pelearon los niños y adolescentes?
No fue la única que tuvo participación infanto-juvenil. Un año antes, en 1868 en plena campaña del Pykysyry, la mitad del componente efectivo del ejército paraguayo estaba constituido por soldados de 11, 12 y 13 años.
- ¿Cómo fue la Batalla de Acosta Ñu?
Las fuerzas aliadas, que comandadas por el yerno de Don Pedro II, Gastón de Orleans, tenían superioridad numérica brasileña. La batalla fue defensiva. La segunda columna militar comandada por el General (Bernardino) Caballero terminó enfrentada a una fuerza ampliamente superior en número. Las horas que las fuerzas paraguayas resistieron, pese a una mayoría de menores de edad, podría demostrar que los jovencitos fueron asimilados en el ejército como fuerza de combate y no sólo como elemento de logística.
- ¿Cómo inició esta defensa? ¿Cuáles fueron sus causas?
Ante la cercanía de las fuerzas aliadas al campamento del Ejército Paraguayo estacionado en Azcurra, se procedió al abandono del mismo. Cayeron simultáneamente Caacupé y Piribebuy. La retirada se organizó en dos columnas, una bajo órdenes del General Resquin, y la otra bajo orden de Caballero. Esta última estaba compuesta además por un gran número de mujeres cuya función también consistió en ayudar al traslado de material de uso en el campamento y debido a ello, esta columna no tenía la rapidez del desplazamiento, por ende iba rezagada.
- ¿Cuáles fueron las consecuencias?
En esas condiciones, fueron alcanzados el 16 de Agosto de 1869 y dispuestos para un combate defensivo. Por otro lado, los brasileños eran absolutamente conscientes que se enfrentaba a muerte en un desigual duelo con jovencitos. La Guerra había alcanzado tal nivel de brutalidad, que podríamos decir que la violencia con que fueron obligados a enfrentar la batalla es la misma violencia con la que fueron pasados por las armas.
- Tras todos estos calamitosos sucesos, ¿qué sentimiento debe arraigar el paraguayo en el recuerdo de la Batalla de Acosta Ñu?
No hay que perder de vista el hecho que las fechas conmemorativas traen consigo un discurso construido históricamente donde el Estado o la sociedad legitima su mirada al pasado. En el Paraguay, el día del niño no siempre fue festejado el 16 de agosto. En los primeros 50 años del siglo XX, -13 de mayo- la mirada estaba puesta sobre el niño escolarizado, sobre un ciudadano ilustrado que sirva a su patria, esta visión cambió con el ascenso de los regímenes militares al gobierno. El niño cambió su uniforme escolar por un uniforme militar, el cuaderno y la pizarra por la lanza o la bayoneta. Dado este simbolismo es perfectamente entendible que el contexto movilizaba a la búsqueda de héroes que modelen ese presente. Hoy en día, la situación de esos niños soldados, debe movilizarnos a la constante pregunta y debate sobre el pasado, a la reflexión y al análisis, nuestros muertos y nuestros niños del mañana así lo merecen
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